La mayor parte de las averías en una transmisión automática tienen que ver con la lubricación.
Si el aceite de la transmisión (ATF) no se cambia por completo, o no controlamos la cantidad de llenado, el exceso o la escasez pueden causar daños en las válvulas de mando, selector y caja de cambios en general.

¿Cómo darse cuenta de que la transmisión necesita cambio de aceite?

Existen una serie de “pistas” que nos dan a entender que la transmisión automática de nuestro vehículo necesita un cambio, la lubricación para este sistema de cambio es esencial para su perfecto funcionamiento, y si no nos damos cuenta puede ocasionar graves desperfectos.
– El cambio de marcha se realiza de modo mucho más lento (seguridad y comodidad reducidas).
– Las RPM caen por ejemplo unas 2.000 en lugar de unas 500 al subir de marcha. Recuperar el régimen óptimo (por ejemplo las 2.500 ó 3.000 rpm) hace que sea más incómodo de conducir y a su vez hace también que se incremente el consumo de carburante.
– Evidentemente la suavidad del cambio con un aceite nuevo es mucho mayor que con un aceite que haya perdido parcialmente sus propiedades, y eso es algo que notarás de forma inmediata.

El líquido de la transmisión pierde propiedades después de un periodo de uso y más si la conducción ha sido más extrema de lo normal. Si el líquido de la transmisión no puede sustituirse completamente (cosa que ocurre cuando se realiza la sustitución de forma manual), podría causar un funcionamiento erróneo de la transmisión.
Hablando de forma general, el equipo de sustitución del líquido de la transmisión automática no puede controlar la cantidad de llenado del ATF tal como se requiere, un llenado insuficiente o excesivo causaría daños en la transmisión automática.